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miércoles, 18 de marzo de 2020

Francisco de Collantes

 

Mucho se habla sobre Collantes en nuestro pueblo y podríamos pensar que se trata de una historia que ha pasado de padres a hijos y que tiene más de leyenda que de realidad.

Sin embargo, todo fue real y sucedió en Corpa.  Francisco de Collantes y Salaya, nació en Corpa en 1562. Sus padres, Diego de Collantes y doña María de Salaya, sus abuelos paternos, Diego de Collantes y Anna Molina y su abuela materna, Catherina de Berrio, eran naturales de Corpa.  El único su abuelo materno, Pablo de Salaya, que según las escrituras era 'natural de las montañas',

Los Collantes tenían su domicilio y haciendas en las villas de Alcalá de Henares y de Corpa y vivían a tiempos en dichos lugares.  Pertenecían a la baja nobleza castellana (hijosdalgos), lo que les dejaba al margen de pagar impuestos.  Eso les hizo estar en un concurso de méritos continuo porque el concejo quería que pagaran impuestos 

      "fueron hijosdalgo al modo y fuero de España, y como tales exemptos de los pechos a que contribuyen los pecheros, y queriendo pecharles el consejo de la villa de Corpa, Diego de Collantes, padre del pretendiente, lo resistió, y en juhicio contradictorio obtuvo sentencia en favor de su hidalguía en possesión y propiedad..."

Los pechos eran los pagos/contribuciones a la villa y los pecheros los que hacían los pagos.  El padre de Collantes no quería que su hijo fuera pechero, y de ahí que hiciera lo posible por demostrar que eran una familia digna.  Si lo demostraba sería fácil, que su hijo perteneciese a una orden de caballería y así ser merecedor de pertenecer a la hidalguía.  

    "...sacó su executoria porque constó assimesmo su limpieza, y por la voz y fama pública la legitimidad del pretendiente.  La madre y abuelo materno fueron también hidalgos notorios, concurriendo este a cargos que privativamente ocupan los hijosdalgo y tratándose con mucho lucimiento.  La abuelas paterna y materna no sólo fueron limpias de toda mala raza, pero muy christianas viejas y decendientes de hidalgos, y un hermano de Catherina de Berrio llamado Juan de Berrio saco su executoria y tuvo sentencia en favor de su hidalguía contra el consejo de Corpa, que queria hazerle pechero"

Con 20 años, el reverendo y muy noble don Francisco de Collantes, castellano, tomó el hábito de Caballero de Montesa, a 24 de febrero, día de san Matías, año 1583.  Habito que le impuso Don Alvaro de Luna y Mendoza de la orden de Calatrava, por comisión de Su Señoría ilustrísima en la iglesia de la Compañia de Jesús en la ciudad de Toledo.

   "dixo missa frey Bartholome Fito, retor de Montesa.  Empesó de hazer la probación en XVI de julio año 1587.  Hizo professión con orden del señor Maestre en manos del sosclavero en 30 de julio año 1587"

Interior de la iglesia de los Jesuitas dónde concedieron el hábito de Montesa a Collantes
El joven y noble caballero tuvo una participación activa con el pueblo de Corpa.  Seguro que ninguno sabíais que se casó tres veces, porque enviudó dos. Primero casó con Ana Velázquez, luego con María de Verzosa y en última instancia con Catalina de Villa y Arellano.  Y es que nuestro noble, en contra de la imagen que muchos teníamos en mente, encontró la muerte a los 62 años.  Todo un longevo para la época que le tocó vivir.

Los hechos de su muerte fueron constatados.  Todo quedó registrado por el noticiario de Madrid pocos días después de su asesinato.  Si bien, la descripción fue escasa, pero no dejaba dudas sobre el atentado y nos daba una aproximación en la fecha de su muerte: "Octubre.  Año 1626. Día 19. Este día, estando en la villa de Corpa, Don Francisco de Collantes, caballero de Montesa, una noche, a la puerta de su casa, se llegó a él un loco de aquella villa que traía una aguja de coser esteras y se la metió por los riñones; vivió 18 horas"

Ya, ya lo sé, esta manera de morir no coincide exactamente con la que a vosotros os han contado.  Pero pongámonos en la época y en la forma en que la noticia se trasladó en aquellos momentos.  Por suerte no es la única descripción que se ha hecho a lo largo de los tiempos y existen otras fuentes que redactan mucho mejor la situación.  Quiero rescatar una publicación, que aunque es reciente, recoge bastante bien lo vivido en aquella época con este acontecimiento:

"EL HIDALGO (Tomada de Pueblos con leyenda de la Comunidad de Madrid, de Amalia Fernández, Madrid 11/2000)
Las gentes de esta villa vivían en extrema pobreza. Una pertinaz sequía había acabado con los pastizales que alimentaban el ganado; las mujeres se dedicaban a machacar las hojas espinosas de la aulaga para que los animales no murieran de hambre. Lavaban también las ropas de los vecinos de Alcalá, mientras sus maridos vendían haces de leña en las localidades próximas. Con el dinero que les reportaban estos trabajos lograban sobrevivir.
Vivían también en este pueblo, desahogadamente, unas familias hidal­gas que por aquello de su hidalguía se permitían burlar las leyes y no se sometían a norma alguna. Fueron desterrados de la villa todos los com­ponentes de estas familias, excepto un miembro de una de ellas llamado Francisco Collantes, persona de intachable rectitud, notable por su caridad y celo para con los necesitados. El pueblo vio con gozo que este caba­llero se quedase entre ellos, pero los desterrados, incluidos sus propios deudos, no le perdonaron su negativa a seguirles en el exilio. Disgustados al comprobar cómo su hacienda servía para cubrir las necesidades de los más desheredados, maquinaron una trampa mortal y la pusieron en prác­tica antes de que los caudales de don Francisco pasasen a manos que no llevaran su sangre.
Los desterrados contrataron a un escultor que tenía más de matón que de artista, el cual se llegó al pueblo vestido de harapos y se dirigió a casa del hidalgo solicitando ayuda por el amor de Dios. Aquél lo recibió con agrado como era su costumbre y lo sentó a su mesa. Mucho le extrañó al anfitrión que en el momento de bendecir los alimentos la vista del forastero permaneciese perdida en el suelo y que sus labios no pronun­ciasen frase alguna. Cuando la comida terminó, el falso pobre sacó con disimulo una gubia del zurrón que llevaba consigo y se acercó a su bien­hechor. Creyendo el caballero que el socorrido se acercaba a él para mostrarle su agradecimiento abrió sus brazos para estrecharlo, ponién­doselo fácil al «Judas», que aprovechó la postura del hidalgo para hin­carle alevosamente la gubia en el pecho, junto al corazón. Aunque la puñalada era mortal, aún tuvo tiempo nuestro hombre de perdonar al agresor y ordenar a sus albaceas que una parte de sus bienes pasara al asesino, quizá para demostrarse a sí mismo que moría limpio de rencores.
Se le enterró - según los escritos - el ocho de octubre de 1626. Cincuenta años después, al levantar la lápida, se descubrió su cuerpo incorrupto, envuelto en el hábito de la Orden de Montesa a la que perteneció en vida. El arcón con el cuerpo del hidalgo se conservó durante tres siglos expuesto al pueblo en la iglesia. Desapareció en el año 1936."

Esta descripción se ajusta mucho más y se basa en investigaciones históricas de la autora.  Si veis aquí se dice que fue el ocho de octubre y en el noticiario de Madrid se registró once días después.

Tanto hidalgo buscavidas había por la villa que el pueblo ya estaba harto de ellos y al final, tras varias denuncias al Señor de Corpa terminaron desterrándolos.  Ya comentamos en alguna publicación anterior la existencia de esta hidalguía desterrada de sus posesiones, que aunque dio mucha vida al pueblo le hizo flaco favor (o quizá no, si lo vemos desde la actual perspectiva)

El de la foto, no es Collantes, pero nos da la idea sobre como era un Caballero de la orden de Montesa.  Y particularmente fijaros en la vestimenta que era muy característica de aquella época, sobre todo la lechuguilla del cuello que tanto habéis visto por ejemplo en Cervantes o en Felipe IV.

Collantes fue envuelto en su capa de caballero y enterrado en el cementerio anexo a la iglesia.  Su muerte fue muy dolorosa para los vecinos de la villa.  Pero cuando se le desenterró su cuerpo estaba incorrupto ante la sorpresa de todo el pueblo que conocía aún de su historia.  No obstante, a partir de ahí el trato a la momia no fue bueno.

Para ello rescato unos apuntes encontrados de un viajero anónimo publicados en el Correo de Madrid el 16 de Junio de 1790 y que describían diferentes curiosidades asociadas al pueblo de Corpa.  Los hechos debieron ser observados en torno a 1760.

"Hay en la iglesia de esta villa una momia de Don N. Collantes, Caballero del hábito de Santiago, a quien dieron muerte alevosa hace más de un siglo.  La he visto y he observado repetidamente con la mayor atención.  Conserva casi todo el pellejo con alguna flexibilidad:  los músculos y tendones como desecados, la ternilla de la nariz, de la que sólo le falta la punta y un poco de un lado; la nuez y las demás partes de la garganta aunque algo contraídas, un poco de pelo hacía el cogote; y en el pecho y canillas sangre seca, que limpiándola un poco se ve de un color natural y como si fuese reciente.  Ha tenido la poca dicha (en términos) de no caer en buenas manos.  Hace pocos años que se colocó en un arcón de madera, de dónde se saca para manifestarla a cualquiera; antes rodaba por las escaleras de la torre; detrás del órgano y por otras partes, siendo juguete de los muchachos, que la arrastraban de las canillas, tiraban pedradas y la arrojaban de la torre al cementerio.  Lo contestan todos los vecinos del Pueblo, que lo más han conocido.  Por tradición se cuentan muchas peculiaridades de su vida y buena opinión.  Mientras no conste otra cosa, estemos a lo físico"

En algún momento posterior llegó de nuevo la conciencia, pero a esas alturas la momia ya se encontraba muy deteriorada.  Fue reubicada en un arcón con un cristal para que no hubiera que estar sacándola para mostrarla.

Pero esto mejor que no os lo cuente yo, si de alguien lo hemos aprendido fue de nuestra entrañable Tía Amparo.  





5 comentarios:

  1. Enhorabuena Jose!! Buen trabajo como siempre.
    El relato final de la Tia Amparo, me ha transportado de vuelta a todas esas largas conversaciones que mantenía con ella.

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    1. Hay que mantener la historia viva en nuestro pueblo. En estos días, más que nunca, tenemos que volver a nuestra esencia.

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  2. Muchas gracias por mantener viva la historia de nuestro pueblo.
    Gracias José!!

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  3. Gracias a ti que te has convertido en una incondicional del blog. Por ello seguiré entreteniendo en estos días con pequeñas historias.

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  4. 👏👏👏Jose muy chulos tus relatos!!! Enhorabuena!

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