¡Viva Corpa que es mi pueblo! ¡Vivan las chicas de allí! Y a quién no le guste Corpa, la puerta está por allí


domingo, 5 de abril de 2020

Privilegios católicos




En la villa de Corpa han sucedido situaciones muy relevantes que en tiempos la hicieron muy especial.  Hoy quería compartir con vosotros dos situaciones de antaño, que muy pocos conocen, pero que a los católicos de la Villa enorgullece particularmente.

SANTA LEOCADIA

El primero de ellos tiene que ver con Santa Leocadia.  Santa Leocadia nació en Toledo de familia cristiana, en el siglo III, en plena época de persecución de los cristianos, persistió en confesar su fe, por lo que fue condenada a una cruel pena de azotes y prisión.

Fue la primera mártir cristiana, y por ello uno de los santos de culto más antiguos de España, apareciendo citada ya, por ejemplo, en los calendarios mozárabes

El cuerpo de Santa Leocadia estuvo muchos años en Toledo, en el templo que le edificó el rey Sisebuto. Pero con la invasión de los árabes se temió por las santas reliquias, por lo que fueron trasladadas a Oviedo, y de allí a Flandes, al monasterio benedictino de San Gisleno.

Fue tal la repercusión, que a raíz del traslado del sepulcro de la santa a Oviedo, hasta 18 pueblos de aquellos entornos se pusieron bajo su patrocinio, sumando a sus nombres el de la santa.


En 1587 los monjes del cenobio de Saint-Ghislain (diócesis de Cambrai), donde estaban entonces depositadas, acceden a entregar las santas reliquias al padre jesuita Miguel Hernández.

Lo curioso del tema es que conocida la devolución, se hicieron muchas presunciones sobre por dónde iba a trasladarse la santa. El camino de ida fue por Oviedo, pero en esta ocasión se decidió llevarlas en un primer paso al convento jesuita, que se utilizaba como casa de retiro y residencia de verano en el Cabildo de Toledo. Muchas poblaciones prepararon la fiesta para recibirla en su camino de vuelta y se dio tanto bombo que se temió de nuevo por la perdida o deterioro de las reliquias.

Las santas reliquias se trasladaron desde Flandes hasta el convento Jesús del Monte (cercano a Loranca, por cierto abandonado desde el siglo XVIII)

“Las reliquias de Santa Leocadia llevaban un año aparcadas, en su traslado definitivo a Toledo desde el monasterio de San Guillén (Estados Bajos de Flandes), en la residencia de jesuitas Jesús del Monte, a cuatro leguas de Alcalá de Henares, dos de Santorcaz y muy cerquita de Loranca de Tajuña"

"Al aproximarse el tiempo de traslación, el Cardenal y Cabildo de Toledo enviaron disimuladamente al racionero Alonso Caballero a Jesús del Monte, ordenando al Padre Hernández que preparara las reliquias con todo el recato posible"

Visto el revuelo, y dado que los vecinos de Loranca estaban celosos de que la santa saliera de su pueblo, se decidió, por la demostrada fe que siempre hemos tenido, mover a la santa hasta la villa de Corpa.

"Llegado el tiempo de la traslación, y por no alborotar los ánimos de los fieles vecinos de Loranca, fue preciso sacar las preciadas reliquias con discreción y nocturnidad, siendo la primera escala en Corpa, donde la comitiva permanecía medio oculta”

"el jesuita y sus acompañantes tuvieron que sacar los restos de la santa a escondidas y de noche, el martes a 21 de abril.  Anduvieron dos leguas hasta Corpa y permanecieron medio ocultos todo el día 22.  El 23, a las dos de la mañana, salieron de allí..."

Poco después, el 26 de abril de 1587 llegan a la catedral de Toledo, donde la santa fue acogida con gran júbilo, entre otros por Felipe II.  Se dice en alguna publicación que Miguel de Cervantes se topó con la llegada de la santa dada su presencia en Toledo para participar en un certamen poético convocado también en esas fechas.

INDULGENCIA PERPETUA

La segunda de las curiosidades que os traigo hoy, tiene que ver con la concesión que una bula papal otorga a quienes visitaran la "muy devota imagen" de nuestro Santísimo Cristo de la Piedad.  Ya hice mención en algún otro artículo a la referencia habitual de 'preciosísima imagen' que en los siglos XVI al XVIII tuvo el Cristo.  Quizá algún día sepa como llegó a la villa y quién lo construyó, e incluso cómo y por qué desapareció, pero al día de hoy no tengo constancia.  En cualquier caso os adjunto una fotografía que Juana Yebra Torrijos me entregó sobre este Cristo fechada en la primera mitad del siglo XIX.  Por la técnica de la época tiene más de dibujo que de fotografía, pero sirve para hacerse una idea del mismo.


La bula fue dictada por el Papa Clemente VIII (1592-1605) y concedió la indulgencia perpetua: "a los que, teniendo la Bula de la Santa Cruzada, visitaren la muy devota imagen de el SSmo. Cristo de la Piedad que se venera en la Iglesia parroquial de la villa de Corpa"

Por entender este privilegio hay que entender que una indulgencia conlleva el perdón de los pecados cometidos.  Una indulgencia que puede ganarse en cualquier parte del mundo es una indulgencia universal, mientras que la que se puede ganar en un sitio determinado (Roma, Jerusalén, etc.) es indulgencia local. 

Otra distinción es entre indulgencias perpetuas, que pueden ganarse en cualquier momento, e indulgencias temporales, que se ganan solamente en determinados días o en un determinado período de tiempo. 

Las indulgencias reales se conceden en relación con el uso de ciertos objetos (crucifijo, rosario, medalla); las personales son las que no requieren del uso de ningún objeto, o bien que se conceden a una determinada clase de personas, como por ejemplo a los miembros de una orden o confraternidad. 

Sin embargo, la distinción más importante es la que distingue entre indulgencia plenaria e indulgencia parcial. Por indulgencia plenaria se entiende la remisión de toda la pena temporal merecida por el pecado, de tal modo que no es necesaria ninguna otra expiación en el Purgatorio. Indulgencia parcial condona sólo una parte de la pena; la porción que se condona se determina según la disciplina penitencial de la Iglesia primitiva

Con todo esto la indulgencia concedida a quien visite al Santísimo Cristo de la Piedad es local, perpetua, real y plenaria, pero no os hagáis muchas ilusiones a día de hoy porque no basta con verle, sólo se aplica la bula en su combinación con la bula se la Santa Cruzada que seguramente ninguno de los lectores tenéis.



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